domingo, 1 de enero de 2012

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA CRISIS DEL PC DE CHILE

CAMINO AL CENTENARIO


Hacia los cien años de Historia del PC de Chile:

UN DOCUMENTO QUE ESCRIBÍ EN FEBRERO DEL AÑO 2000

Iván Ljubetic Vargas

EXPLICACIONES PREVIAS

Escribí estas reflexiones en febrero de 2000. Mi intención era enviarlas, como lo hice por esos años con otras cartas y documentos, a un Pleno del Comité Central. Las comenté con un antiguo compañero, me las pidió para leerlas. Se las pasé pidiéndole todas las reservas del caso. Sin mi autorización, les sacó fotocopias. Una de ellas se la prestó a una compañera del Comunal de La Granja, quien la llevó entre sus papeles a una Conferencia de ese Comunal. Y en ese evento, con fecha sábado 11 de marzo del 2000, fueron “descubiertas” mis “Reflexiones” por una dirigente del Comité Regional Metropolitano, quien se las entregó al entonces Secretario de ese Regional presente en ese evento, quien de inmediato hizo estallar un escándalo, denunciando falsamente que yo había enviado ese documento para ser leído en esa Conferencia. Después de ello el documento fue reproducido ampliamente por compañeros a través de correos.

Reproduzco textualmente lo que entonces escribí:

“ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA CRISIS DEL PC DE CHILE”

ENFRENTAMOS UNA CRISIS MUY SERIA.

Esta crisis tiene causas mediatas e inmediatas.

Las causas mediatas tienen que ver fundamentalmente con tres aspectos: Bajísimo nivel ideológico-político a todo nivel; pésimo estado orgánico y deficiente política de cuadros.

Estos fenómenos son de responsabilidad de todo el Partido, pero especialmente del Comité Central.

Las causas inmediatas son dos: la derrota electoral, que ha influido en el estado de ánimo de un Partido que goza de mala salud ideológica y orgánica. La causa inmediata determinante de la crisis es la resolución en lo referente a la segunda vuelta electoral, adoptada por el VII Pleno del Comité Central de fecha sábado 18 de diciembre de 1999.

La derrota electoral sufrida el 12 de diciembre de 1999 es responsabilidad de todo el Partido. Todos somos responsables de no haber percibido lo que ocurría en nuestro país y de no haber trabajado más y mejor.

Pero la resolución del VII Pleno del Comité Central es de su exclusiva responsabilidad. Resolución que, en lo referente a la segunda vuelta, expresa: “Tampoco podemos llamar a votar por Lagos, que respalda las privatizaciones, que no invertirá más recursos del Estado para resolver la desocupación y que mantendrá la impunidad. Cada uno de nuestros adherentes podrá poner en práctica este criterio absteniéndose, votando nulo o votando en blanco. No obstante, comprendemos las opiniones de aquellos que ven en el voto por Lagos una manera de parar a Lavín y que, al mismo tiempo, siguen adhiriendo a la izquierda, comprometidos con su desarrollo futuro como proyecto alternativo”.

UNA TÁCTICA ERRÓNEA

En mi opinión, esta resolución trazó una táctica errónea, con una evidente influencia ultraizquierdista y carente de un enfoque marxista-leninista de nuestra realidad.

En primer lugar, a pesar de lo ocurrido el 12 de diciembre de 1999, el Comité Central continuó teniendo una visión voluntarista de la realidad. Visión que llevó a la compañera Gladys a sostener en entrevista publicada –antes de la primera vuelta- por la revista ‘Punto Final’ Nº 460 de diciembre de 1999, en página 7: “La izquierda que estoy representando, obtendrá una votación importante, el 7% o más, lo que sería muy significativo”. Asegurando más adelante: “Lavín no ganará en primera ni en segunda vuelta”.

NO PERDER DE VISTA AL ENEMIGO PRINCIPAL

En segundo término, el VII Pleno no consideró la recomendación leninista de tener siempre en cuenta al enemigo principal.

Lenin, a comienzos de 1909, escribe en su artículo ‘En Ruta’: “La autocracia continúa siendo el enemigo principal del proletariado y de toda democracia. Pero sería un error pensar que la autocracia es lo que era” (Lenin: ‘Obras Escogidas en tres tomos. Editorial Progreso. Moscú, 1979. Tomo I, página 590)

La resolución adoptada nos hace pensar que en la mayoría de los miembros del Comité Central siguió pesando lo reiterado durante la campaña presidencial: “Lagos y Lavín son dos caras de la misma moneda neoliberal”

Tomás Moulian en declaraciones formuladas después del 12 de diciembre y publicadas en ‘Punto Final’ Nº 461, del 24 de diciembre de 1999 al 6 de enero de 2000, página 5, opinó:
”Insistimos mucho en el voto nulo si había segunda vuelta y creo que ello espantó a parte de nuestros electores”

CARGANDO TINTAS

A veces me pareció que se marcaban mucho las tintas contra la candidatura Lagos y la Concertación. Por ejemplo, la compañera Gladys en la entrevista ya citada, enfatizó: “Esta izquierda pobre y supuestamente vasalla de la Concertación debería actuar con responsabilidad entre comillas y apoyar a Lagos. No lo haremos”.

Otro ejemplo. En declaraciones a ‘La Segunda’, aparecidas el 30 de noviembre de 1999, Gladys expresó: “¿Por qué tenemos que aguantarle a Ricardo Lagos esa prepotencia? ¡No se lo aceptamos al dictador, tampoco se lo aceptaremos a él! ¿Qué se cree, que viene a plantear que aquí el no conversa, no llega a acuerdos con la gente? Nosotros no somos vasallos de Lagos ni de nadie”. Tomás Moulian en la entrevista ya citada señaló: “Evidentemente, hubo un fuerte temor anti Lavín, por decirlo así, que se manifestó en un voto a Lagos. No sólo participaron simpatizantes, sino militantes activos del Partido Comunista. Por ejemplo, en un sector había veinte militantes inscritos y aparecieron 6 votos para Gladys” (‘Punto Final’ Nº 461, del 24 de diciembre de 1999 al 6 de enero del 2000, página 5)

De ser cierta la seria denuncia del sociólogo Moulian, nos encontramos ante un hecho sin precedentes en la historia del PC. Demostraría la profundidad de la crisis a que se había llegado ya antes del 12 de diciembre. Por otro lado, probaría –una vez más- nuestro mal trabajo.

EL PINOCHETISMO, EL EMEMIGO PRINCIPAL

El VII Pleno no supo distinguir cual es en estos momentos el enemigo principal. Ello, a pesar de que Gladys sólo tres días antes de su realización, el miércoles 15 de diciembre, en una cena que le ofrecieron profesionales de izquierda en el Audax Italiano había definido correctamente al candidato de la reacción: “Lavín es un hombre del Opus Dei. Fue un hombre del pinochetismo, que se oculta tras de mil caretas, pero es la derecha”. (‘El Siglo’, del 17 al 23 de diciembre de 1999, página 4)

Deseo suponer que el ‘fue’ es una manera de decir ‘es’.

Sobre el Opus Dei el historiador y acucioso investigador Hernán Ramírez Necochea escribió en 1978: “Bastante menos ostentosa –como corresponde a su carácter de organización religiosa semi-secreta y política clandestina- pero extremadamente eficaz, fue la acción difusora del fascismo cumplida por el Opus Dei”. Agregando que “su labor ha consistido en promover una ideología rigurosamente fascista que sin perder sus atributos esenciales, contuviera –sin embargo- ciertos ingredientes de eficiencia y racionalidad tecnocrática a fin de hacerla una ideología más atractiva y normal para la burguesía”. (Hernán Ramírez Necochea: ‘El fascismo en la evolución política de Chile hasta 1970’, en revista ‘Araucaria’ Nº 1-1978, página 28)

Por su parte, el cientista político alemán Ebehard Hackenthal afirma: “La ideología del ‘Opus Dei’ tiene una influencia particularmente grande en la política e ideología de la Junta militar fascista en Chile. En el año 1975 círculos de la derecha católica de Chile publicaron el libro ‘La Iglesia del Silencio’, la hasta hoy más completa manifestación de la justificación del fascismo por la derecha católica” (Eberhard Hackenthal: ‘América Latina. Fascismo y Resistencia’. Berlín, páginas 18 y 19)

Por tanto, no es tan discutible unir el Opus Dei con fascismo.

LAVÍN, MILITARISMO Y FASCISMO

Lavín es también representante del militarismo.

Nuestro fundador, Luis Emilio Recabarren, escribió en 1924: “Hemos sido, somos y seremos siempre antimilitarista, porque estamos convencidos que el militarismo es la afrenta de toda civilización, es la carga más inútil y pesada que soportan los pueblos, y es la amenaza permanente a todos sus derechos... El militarismo será siempre la fuerza opresora con que la clase capitalista explote al pueblo” (Periódico ‘Justicia’. Santiago, 5 de octubre de 1924)

Tengo la impresión que en los análisis que se han hecho –supongo que se han realizado- hay subestimación ante el peligro del fascismo. Gladys en su discurso del 19 de diciembre de 1999 ante la Asamblea de la Izquierda sostuvo: “Se ha dicho en la discusión que con Lavín se instala el neofascismo. Tendríamos que discutirlo. Dictadura, no”.

De acuerdo. Discutámoslo. Teniendo en cuenta la experiencia internacional y chilena, teniendo por método el del marxismo-leninismo. Desde las bases. Porque tengo entendido que este importante punto no se ha estudiado con la seriedad que requiere. Y no dejando de lado la advertencia de Lenin sobre las “frases sonoras”. (Ver: Lenin ‘El infantilismo ‘izquierdista’ y el espíritu pequeño burgués’. En Lenin Obras Escogidas en tres tomos. Editorial Progreso. Moscú. Tomo II, página 721)

Jorge Dimitrov en su Informe al VII Congreso Mundial de la Internacional Comunista, rendido en Moscú el 2 de agosto de 1935, afirmó autocríticamente: “En nuestras filas existía un imperdonable menosprecio al peligro fascista que todavía no se ha liquidado en todas partes”. Jorge Dimitrov: ‘El Frente Único y Popular’. Sofía-Press. 1969, página 129)

Y no olvidemos la advertencia del dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht refiriéndose al fascismo: “Aún está fértil el vientre del cual reptó” . Ni tampoco lo dicho por él en el Congreso de los Pueblos por la Paz, en noviembre de 1952: “Es asombrosamente mala la memoria de los pueblos cuando se trata de recordar los sufrimientos que han padecido. Y más limitada aún es la capacidad de imaginarse sufrimientos futuros”.

EL GRAN CAPITAL NO SE EQUIVOCA

El candidato Ricardo Lagos y los principales economistas de la Concertación (Jaime Estévez, José de Gregorio, Álvaro García, Carlos Ominami y Alejandro Foxley) se reunieron -tanto en Santiago como en Nueva York- con empresarios y banqueros con el fin de darles seguridades de que se respetarían en un eventual gobierno de Lagos las ‘reglas del juego’, es decir, que el gran capital podría seguir gozando de las delicias del modelo neoliberal.

Sin embargo, muy pocos empresarios se pronunciaron a favor de Lagos. El más importante de ellos fue Fernando Léniz Cerda, ex ministro de Economía de Pinochet y empresario maderero, que luego le retiró el apoyo.

En cambio, la inmensa mayoría de los personeros del gran capital no sólo entregaron su respaldo a Lavín, sino que le aportaron una cantidad que según los lavinistas habría llegado a más de 20 millones de dólares.

Según la revista ‘Capital’, al menos 500 empresas figuran como donantes de Lavín. Las más grandes entregaron cuotas de un millón de dólares; las chicas y medianas entre 50 mil y 500 mil dólares.. Estos enormes aportes son sólo una migaja comparados con las fortunas que manejan. Solamente las 32 más grandes empresas privadas del país tienen un patrimonio que sobrepasa los 10 mil millones de dólares. Por tanto, sus aportes a la campaña del candidato pinochetista representó menos del 0,2% de sus haberes. (Ver: ‘Punto Final’ Nº 462, 7 al 20 de enero del 2000, páginas 6 y 7)

Entre los tiburones pertenecientes al gran capital criollo que apoyaron financieramente a Lavín tenemos a:

- José Antonio Guzmán, ex Presidente de la Confederación de la Producción y

del Comercio, miembro del Opus Dei;

- Walter Riesco, Presidente de esa Confederación;

- Francisco Javier Errázuruz;

- Felipe Lamarca, Presidente de la SOFOFA, uno de los principales ejecutivos del

Angelini, el mayor del país;

- Heliodoro Matte, encabeza uno de los tres grupos más poderosos de Chile,

principal accionista de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones;

- José Yurazseck, ex ‘zar de la electricidad’, decidido defensor de la dictadura

Durante la cual hizo su fortuna;

- Ricardo Claro, jefe del grupo económico que controla Megavisión, Metrópoli,

Intercom, ‘El Diario’, Editora Zig-Zag, Compañía Sudamericana de Vapores,

etc. Es miembro del Opus Dei.

- Apoyaron a Lavín los dos monopolios de la prensa escrita: el Grupo Edwards

(‘El Mercurio’, ‘La Cuarta’, ‘Las Últimas Noticias’, y ‘La Segunda’, más una cadena de diarios regionales) y COPESA (‘La Tercera’. ‘La Hora’, ‘Qué Pasa’)

Este grupo lo dirige Sergio Castro Spikula, ex ministro de Hacienda de Pinochet.

El ‘camaleón’ Lavín tuvo buen cuidado de ocultar sus vínculos con los patrones, así como negó a Pinochet en los últimos tramos de la campaña presidencial.

EL VII PLENO NO CONSIDERÓ LAS CONTRADICCIONES EXISTENTES EN LA CONCERTACIÓN

No realizó análisis marxista. Actuó como si el ‘laguismo’ fuera un bloque compacto, homogéneo, sin contradicciones. Incluso, creo que la mayoría del Comité Central jamás se imaginó que en la noche del 16 de enero 70 mil partidarios de Lagos exigieran a viva voz: “juicio a Pinochet”, “juicio a Pinochet”.

El VII Pleno no trazó un puente hacia los sectores democráticos de la concertación. Ello, a pesar de que la compañera Gladys había señalado en Septiembre: “Y tenemos que abrirnos a esa posibilidad de trabajar con la base de la Concertación, no sólo en el mundo social, sino también desde el punto de vista político... La izquierda va a inclinar los acontecimientos, y ello tiene que ver con todos los objetivos estratégicos: la nueva mayoría, la construcción de izquierda, el nuevo estado democrático” (‘El Siglo’, 7 a 13 de enero del 2000, página 12).

Nuestra candidata tenía plena razón. Y la ocasión para llevar a cabo esta acción se presentó después del 12 de diciembre. Entonces el Partido debió, con audacia, llamar a votar por Lagos y constituir comités de la izquierda en su apoyo, en donde se levantaran esas cuatro reivindicaciones tan justas: nueva Constitución Política, nuevas leyes laborales, redistribución del ingreso, no a la impunidad. Trabajar en ellos con los sectores más consecuentes del laguismo.

Pero, en vez de ello, en vez de tomar en cuenta el postulado leninista de ser flexibles en la táctica y ante cada cambio en la situación, cambiar táctica y consignas, el Comité Central aferrándose a lo planteado en la campaña, “consecuentes” con esa fraseología, llamó a no votar por Lagos, dando la posibilidad de abstenerse, votar nulo o blanco. También entregó su comprensión a quienes votaran contra Lavín.

La situación en Chile cambió la noche del 12 de diciembre. Así lo sostuvo ‘El Siglo’, tanto en su Editorial, titulado “Nuevo cuadro político” y en una crónica que bajo el título “El escenario político tras la primera vuelta”, afirma: “El resultado de las elecciones presidenciales han provocado un cambio sustantivo en el cuadro político chileno y deja abierta la posibilidad de que el gran empresariado y la derecha, en conjunto con el pinochetismo, lleguen a La Moneda por la vía electoral”

Más claro echarle agua, sin embargo nos quedamos en el pasado.

UN LLAMADO SIN DESTINATARIO NI DESTINO

El martes 14 de diciembre, dos días después de la derrota electoral, la Izquierda planteó en una Declaración del Comando Nacional:

“5. Llamamos al mundo democrático y progresista de la Concertación a generar las condiciones para parar a la derecha, para permitir que se restituya la senda democratizadora que debió iniciarse en 1988. Para ello proponemos los siguientes compromisos...” Se señalaban los cuatro puntos ya citados.

Esta Declaración fue publicada por ‘EL Siglo’ en su edición correspondiente a la semana del 17 al 23 de diciembre de 1999, en páginas 12 y 13. En la portada del semanario se leía un gran título: “Segunda vuelta: La propuesta de la Izquierda para frenar a Lavín”.

Un llamado justo. Pero, ¿cuál era el destinatario? ¿Qué sector de la Concertación podría responder? Allí se volvía a cometer el error táctico de meter a toda la Concertación en un mismo saco. A toda ella se le culpaba de los malos gobiernos de Aylwin y Frei. Se partía, una vez más, de la falsa premisa de que sectores de base de la Concertación apoyaban a regañadientes a Lagos.

Por otra parte, ¿era realista esperar a esa altura de los acontecimientos un cambio en el Programa de Lagos?

Utopía. Desconocimiento absoluto de la realidad.

Al día siguiente, miércoles 15 de diciembre, la compañera Gladys, en su discurso pronunciado en el acto que le ofrecieron profesionales de izquierda en el Audax Italiano,

Refiriéndose a esa Declaración señaló: “No hemos planteado condiciones, sino que hemos dicho que tiene que haber una reflexión sobre un mínimo democrático, por el bien del país. No son condiciones –como la prensa, interesadamente ha dicho, que hemos puesto condiciones para votar por Ricardo Lagos. Hemos llamado a la reflexión, porque la base de la Concertación tiene que asumir su responsabilidad”. (‘El Siglo’, 17 a 23 de diciembre de 1999, página 3)

En verdad, no me imagino como pudo hacerlo.

Con este documento la Izquierda mostró su incapacidad para comprender el mensaje del día 12, día en que Chile cambió. Pero hubo quienes no lo percibieron claramente.

EL COMITÉ CENTRAL SE QUEDÓ EN EL PASADO

En ese discurso de Gladys del Audax Italiano hubo algo que me abrió esperanzas. Fue cuando dijo: “Porque es cierto, yo, como candidata, en los discursos –y también en el Programa- hemos dicho que Lavín y Lagos son dos caras de la misma moneda neoliberal, y lo seguimos manteniendo. Son dos caras de un mismo modelo. También dijimos durante la campaña, cuando empezó la posibilidad de que hubiera segunda vuelta, que ante esa situación no votaríamos por ningún candidato que representara el neoliberalismo y la impunidad... Yo creo que hicimos bien, pero tenemos que analizar las cosas al calor del nuevo cuadro político”. (‘El Siglo’, 17 al 23 de diciembre de 1999, página 5. El subrayado es mío).

Fue una esperanza frustrada. Una ilusión de tres noches de fines de primavera.

¿Qué ocurrió en el intertanto? ¿Por qué el VII Pleno no tuvo en cuenta lo dicho por Gladys?

Ella misma, en su discurso del 19 de diciembre sostuvo: “La mayoría de las personalidades que hemos podido consultar –ojalá hubiéramos podido consultar a todos- y que trabajaron por nosotros, que se la jugaron, se han pronunciado por votar por Lagos. Y teniendo en cuenta todo eso, pero también todo lo otro que hemos consultado –la base, la gente joven, los trabajadores-, yo me manifiesto de acuerdo con la propuesta (“casualmente” igual a la resolución del VII Pleno, agrego yo) porque creo que contempla más esta diversidad. ¿Qué es lo que importa de la propuesta hecha, por el Comité Ejecutivo? Eso: ¡No votaremos por Lagos! ... Pero en esencia no votaremos por Lagos. Y esto es lo que importa. Que no nos vayan a contar cuántos nulos, cuántos blancos. No tiene importancia. Lo que importa es esta resolución. Porque la otra fórmula es votar por Lagos, por el mal menor, por la diferencia”. (‘El Siglo’, 24 al 30 de diciembre de 1999, páginas 4 y 5)

Sería interesante conocer esas consultas realizadas en la base, los jóvenes y entre los trabajadores.

Las palabras de Gladys retratan muy fielmente la actitud de la mayoría del Pleno. Una actitud ultraizquierdista, que tanto criticamos antes al MIR, por ejemplo, su política del todo o nada.

Me queda la impresión de que allí se pecó de soberbia, de falta de modestia, que no se siguió para nada la sabia advertencia de Lenin de tender a “la labor autocrítica, poniendo despiadadamente al descubierto sus propias deficiencias, que de un modo necesario e inevitable serán corregidas por el desarrollo del movimiento obrero”. (Lenin : ‘Un Paso Adelante, dos atrás’, en Obras Escogidas en tres tomos. Editorial Progreso, Moscú. Tomo I, página 284)

Lenin planteó también que “es necesario comenzar inmediatamente a aprender, aprender de errores cometidos...No debemos ocultar nuestros errores, ante el enemigo. Quien tema esto no es revolucionario” (Lenin: ‘El trabajo del Partido entre las masas’. Editorial Progreso, Moscú, páginas 153 y 154)

LA RESOLUCIÓN DEL VII PLENO AISLÓ MÁS AL PARTIDO

El VII Pleno no tuvo en cuenta lo planteado por Lenin en su famosa obra ‘La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo’, escrita en 1920, donde llama a los revolucionarios a “trabajar sin falta allí donde están las masas”. (Obras Escogidas en tres tomos. Editorial Progreso, Moscú, 1970. Tomo III, página 378)

Tampoco recurrió a las valiosas experiencias vividas por el Partido en sus casi 88 años de existencia. Jamás en una elección presidencial –desde 1920 hasta ahora- el Partido Comunita de Chile llamó a anular el voto, abstenerse o votar en blanco. Incluso en 1949, cuando “Reinoso pretendió en esa época llevar al Partido al aislamiento, a la pérdida de su papel de vanguardia, planteando que debía abstenerse de participar en las elecciones (parlamentarias de marzo de 1949), Ricardo (Ricardo Fonseca Aguayo, entonces secretario general del Partido) y junto a él la Dirección del Partido sostuvo que la abstención no es política de los comunistas”. (Luis Corvalán; ‘Ricardo Fonseca, combatiente ejemplar’. Imprenta Horizonte,. Santiago, 1971, página 217)

Después del tremendo impacto que significó el virtual empate entre Lagos y Lavín y el enorme crecimiento de la derecha pinochetista, la mayoría de los chilenos vivimos 35 días plenos de expectación y agitación. Amplios sectores democráticos se esforzaron por impedir la llegada de la reacción a La Moneda.

¿Qué hacía mientras tanto el Partido Comunista? Se automarginaba, se aislaba, dejaba de influir totalmente en un proceso electoral que antes había calificado de muy importante. Ni hablar de jugar el rol de vanguardia. Marchaba a la retaguardia de los acontecimientos.

Se sometía –según la resolución del VII Pleno- a ser simple espectador. Se sentaba en la puerta de su casa a esperar pasar el cadáver de su enemigo. ¿De cuál de los dos? De cualquiera. Total daba lo mismo. Eran –según definición del Comité Central- dos caras de la misma moneda.

El VII Pleno condenó a los militantes comunistas a ser ciudadanos de segunda categoría, sin derecho a decidir quien debía ser Presidente de la República durante los próximos seis años. O peor aún, a darle el paso para ese cargo al mal mayor.

PERO NO OCURRIÓ ASÍ

Las cosas no se dieron al gusto de la mayoría del Comité Central. Muchos miles de comunistas –militantes y simpatizantes- se decidieron a votar contra Lavín. Unos lo declararon francamente en sus organismos partidarios. Otros lo hicieron calladamente.

Ellos enfocando el problema de acuerdo al marxismo-leninismo, con un criterio de clase, contribuyeron decisivamente a derrotar las pretensiones de la derecha, de los empresarios,

del pinochetismo, del militarismo y del siniestro Opus Dei.

Esa sensación de aislamiento, de estar fuera de la historia, se hizo más patética la tarde y la noche del 16 de enero. Cuando fui a votar, vi en las paredes de Irarrázaval consignas pintadas por manos que no eran nuestras: “Lavín = Pinochet”. Luego de conocerse la victoria de Lagos contemplar miles de vehículos que pasaban por Avenida Grecia, muchos de ellos entonando con sus bocinas “Y va a caer” ... “Y va a caer”. Peor aún, cuando ante el televisor vimos y escuchamos a esas 70 mil personas que gritaban “El pueblo unido jamás será vencido”, que guardaban silencio o pifiaban los arranques consensuales del candidato, ya presidente electo, o exigían “Juicio a Pinochet”.

Allí debiéramos haber estado, con nuestras consignas, con nuestras banderas rojas, aunque le acusara molestia a Lagos y al sector reaccionario de la concertación.

Nosotros lejos de ahí, lejos de quienes tienen que llegar a las filas de la Izquierda para abrir las grandes alamedas.

La resolución del VII Pleno, hecha suya por la Asamblea de Izquierda, impidió aprovechar la ocasión de trabajar, a lo menos un mes, con los sectores izquierdistas que apoyaban la candidatura de Lagos, creando valiosos vínculos para construir una poderosa izquierda.

NO PODEMOS PRETENDER SER COMO LOS GATOS

El 16 de enero del 2000, la compañera Gladys enfatizó ante las cámaras de televisión, al momento de sufragar, que anulaba el voto.

Por la noche, después de conocerse el triunfo de Lagos, “dirigentes socialistas, pepedé y radicales comentaban: ‘aquí los que pusieron toda la carne sobre la parrilla fueron los comunistas’.” (‘Las Últimas Noticias’, martes 18 de enero de 2000, página 12)

‘El Mercurio’, en su edición del lunes 17 de enero, en página A 12, escribió:

“El incremento en el caudal de votos de Lagos se justifica –según los analistas- en que esta vez recibió el apoyo de gran parte del 3% de personas que, en la primer vuelta, dieron su respaldo a la candidata comunista Gladys Marín”. Agregando: “Un caso que grafica este traspaso de votos del PC a Lagos es el de la Comuna de Canela, donde Gladys Marín obtuvo su más alta votación con un 9,12% de los sufragios en la primera vuelta. Allí el abanderado socialista sacó el 62.31% en esa oportunidad y ayer Canela le dio el 71,76%. Allí bajaron los sufragios nulos y blancos, pese a que el PC en una instrucción inicial llamó a anular el voto”.

Ese mismo lunes 17, Gladys reconoció ante la prensa:

“Una parte y muy importante –no voy a pontificar el porcentaje-, pero muy importante, naturalmente estuvo en la votación de Ricardo Lagos en la primera vuelta y estuvo en la votación de Lagos en la segunda vuelta. Eso significa que la gente nuestra tiene un gran sentido de responsabilidad en cuanto a que aquí el peligro de la derecha es una cosa muy fuerte”. (‘El Mercurio’, martes 18 de enero de 2000, página C 2)

En esta misma crónica, el diario de los Edwards agrega: “El PC no hará ninguna exigencia al Presidente electo por el aporte que hizo en la segunda vuelta garantizó Gladys Marín”, añadiendo a continuación que “la ex candidata presidencial dijo que –a cambio de los votos comunistas- demandarán a Lagos cumplir con todas las ofertas, que hizo durante las dos campañas (primera y segunda vuelta)”.

Tengo muy serias dudas al respecto: ¿Podremos exigir o demandar algo como Partido después de llamar a no votar por Lagos? Después de haber criticado el Programa y las ofertas de Lagos calificándolas de neoliberales, ¿podemos encontrarlas ahora positivas como para demandar su cumplimiento?

Me parece ver aquí elevadas dosis de inconsecuencia, incluso de oportunismo. No puede el Comité Central pretender ser como los gatos y caer siempre parado. Si se estima que se equivocó antes, que lo reconozca. También si lo hizo después.

¿A QUIÉN FAVORECIÓ EL VII PLENO CON SU RESOLUCIÓN?

Independientemente de sus intenciones, el acuerdo del Pleno con respecto a no votar por Lagos en la segunda vuelta sólo favoreció a los sectores anticomunistas de la Concertación.

A pesar de que los ‘porfiados hechos’ mostraron que fueron los votos comunistas (de militantes y simpatizantes) los que inclinaron la balanza electoral el 16 de enero a favor de Lagos, personeros anticomunistas de la Concertación han pretendido, basados en el acuerdo del VII Pleno, negar lo innegable.

Por ejemplo, el Presidente Frei afirmó: “La victoria de Lagos significa apoyo al Gobierno”.

(‘El Mercurio’, martes 18 de enero 2000, página C 2)

Pamela Pereira, miembro de la Comisión Política del Partido Socialista y dialogante con los victimarios, proclamó: “Al Partido Comunista no le debemos nada”. (‘Punto Final’ Nº 463, 21 enero a 3 febrero 2000, página 4)

Eugenio Tironi, del PPD, explicó; “Ajuste en la franja incidió en el triunfo” (‘El Mercurio’,

Martes 18 enero 2000, página C 2)

NO PODEMOS NI DEBEMOS DESPERFILAR AL PARTIDO

La debilidad de nuestros aliados de la Izquierda nos ha obligado a no aparecer aplastándolos con nuestra fuerza de hermano mayor. Fue una táctica justa. Pero estimo que nos fuimos al otro extremo. Una vez más mostramos que una de nuestras debilidades es adoptar una política de bandazos. Hubo organismos del Partido y no pocos dirigentes que absolutizaron el trabajo de la campaña. Pusieron todos los huevos en ese canasto. Se llegó a instruir que las células no se reunieran, no discutieran, sino que todo el tiempo fuera dedicado al trabajo de la campaña presidencial. Se subestimó la labor de educación política e ideológica.

¿Qué significó esto en la práctica? Inmovilizar a parte del Partido. Sólo un pequeño porcentaje de la militancia participó activamente en la campaña. Un Partido revolucionario como el nuestro no puede tener una visión inmediatista de actuar. No puede caer en el tareísmo.

Por otra parte, el Partido no puede perder su identidad. Tenemos que contribuir cotidianamente a crear y fortalecer la pasión revolucionaria de nuestros militantes.

En la historia de nuestra organización encontramos hechos y personalidades que pueden y deben contribuir a ese objetivo. Pero esto es subestimado por ciertos dirigentes.

La tendencia a desperfilar al Partido se observó también con motivo del VII Pleno. Públicamente su resolución apareció como acuerdo de la Asamblea de la Izquierda. Incluso en las cuentas internas, se mezcló lo del Pleno con la Asamblea de Izquierda.

LA HISTORIA PASÓ POR EL LADO DE LA RESOLUCIÓN DEL VII PLENO

¿Qué conclusiones podemos sacar de la segunda vuelta del 16 de enero del 2000?

1.- Si los comunistas (militantes y simpatizantes) hubieran acatado la resolución del VII Pleno, gana Lavín, cuya votación creció en unos 100 mil votos en comparación con la primera vuelta del 12 de diciembre;

2.- Esto era un hecho evidente ya antes del VII Pleno. Tomás Moulián había asegurado después de la primera vuelta: “La votación obtenida por los ‘chicos’, de los cuales el más grande es el Partido Comunista, es indispensable para que la Concertación saque mayoría el 16 de enero”. (‘Punto Final’ Nº 416, 24 de diciembre de 1999 a 6 de enero de 2000, página 5);

3.- Por tanto, todo voto anulado o en blanco, como la abstención era a favor del candidato pinochetista;

4.- La abstención fue menor en la segunda vuelta, comparada con la primera. El 16 de enero votaron cerca de 90 mil ciudadanos más;

5.- Los votos blancos disminuyeron del 0,79% al 0,61%; los nulos, del 22,20% al 1,41%;

6.- Para el bien del pueblo, muy pocos fueron los que siguieron las resoluciones del VII Pleno y de la Asamblea de la Izquierda;

7.- La noche del 16 de enero, la mayoría de los chilenos –incluidos muchos comunistas- respiramos tranquilos, coincidiendo con Tomás Moulián quien afirmó “estar satisfecho con los resultados, porque, a su juicio, hay una posibilidad de que la democracia chilena empiece a existir” (‘El Mercurio’, martes 18 de enero de 2000, página C 2)

8.- Como sostuvo con toda razón la compañera Gladys el lunes 17, el hecho de que los votos de izquierda decidieran la derrota de Lavín “significa que la gente nuestra tiene una gran responsabilidad en cuanto a que aquí el peligro de la derecha es una cosa muy fuerte”. (‘El Mercurio’, martes 18 de enero de 2000, página C 2).

¿CÓMO SUPERAR LA CRISIS DEL PARTIDO?

Antes de las elecciones del 12 de diciembre, la compañera Gladys advirtió: “Terminada la campaña, si los partidos –incluido el Comunista- no se adecúan a la nueva situación, se quedarán atrás. Ya no podrán ser los mismos”. (‘Punto Final’ Nº 460, diciembre 1999, página 7)

La necesidad de realizar cambios en el Partido adquiere dramática urgencia después de la derrota del 12 de diciembre y del garrafal error táctico planteado por el VII Pleno.

Debemos estructurar un Partido realmente marxista-leninista. Tenemos que elevar el nivel político-ideológico en todos los niveles. Hacer que las células jueguen su rol como motor de la lucha de masas en el sector en que está inserta y ser una verdadera escuela de educación comunista. Promover los cuadros de la manera más democrática posible.

Mayor educación y más democracia. El compañero Elías Lafertte decía siempre que el Partido debía ser una casa de vidrio.

Hay que terminar con un Partido que funciona como si fuera la Iglesia Católica. No podemos tener Papas infalibles, que jamás se equivocan y que son incapaces de utilizar la herramienta de la autocrítica. No se debe tener un Comité Central en que sus sesiones plenarias sean un verdadero cónclave, de los que el resto de dirigentes y militantes sólo conozcamos el humo que emite al finalizar sus debates, humo que puede ser blanco, gris o negro.

Somos el Partido de Recabarren. Y aún tenemos mucho que aprender de él, tomar sus sabias enseñanzas y aplicarlas de acuerdo a la realidad de hoy. Pienso que muchas cosas de su herencia mantienen palpitante actualidad. Una de ellas, su sentido profundamente democrático, el consultar a todo el Partido ante cuestiones que son decisivas. Recordemos al respecto sólo dos hechos.

El III Congreso del Partido, reunido en Valparaíso el 25 y 26 de diciembre de 1920 resolvió adherirse a la Tercera Internacional o Internacional Comunista, pero allí se acordó –a proposición de Recabarren- que ello se llevaría a la práctica sólo después que todos los organismos bases del Partido (entonces eran las secciones) lo discutieran y aprobaran. Este proceso tuvo lugar durante 1921 y fue ratificado por el IV Congreso Nacional, efectuado en Rancagua el 1 y 2 de enero de 1922. Sólo entonces se llevó a cabo la solicitud de ingreso a la Internacional.

El otro hecho. En el VI Congreso Nacional del Partido, realizado en Viña del Mar el 18 y 19 de septiembre de 1924, una fracción antipartido logró sorprender a los delegados y elegir un Comité Ejecutivo Nacional (así se llamaba entonces la Dirección Central) en que logró designar a cuatro de los siete miembros. Recabarren salió públicamente al paso a esa maniobra. Propuso que, a través de una votación directa, en participaran todos los militantes del país, se designara un nuevo Comité Ejecutivo Nacional. Estas elecciones tuvieron lugar el 13 de diciembre de 1924 y en ellas todos los dirigentes elegidos eran probados revolucionarios.

Iván Ljubetic Vargas

Ñuñoa, 12 de febrero del 2000”.

HAN PASADO DOCE AÑOS

¿Por qué hago pública ahora estas reflexiones?

Porque estimo que muchas de ellas mantienen plena validez hoy día.

Porque, a pesar de haberlas enviado, junto con una carta, al VIII Pleno del Comité Central, realizado el 1 y 2 de abril del 2000, jamás recibí una respuesta.

Y algo muy importante: porque he llegado a la convicción que la compañera Gladys Marín, en lo personal, fue de opinión de apoyar en la segunda vuelta la candidatura de Lagos para impedir el triunfo de la derecha, pero debió asumir la posición de la mayoría “izquierdista” del Comité Central y disciplinadamente plantear y defender públicamente una posición que no compartía.. He recibido al respecto varios testimonios.

Uno, es de un compañero que la acompañó en esa cena realizada el miércoles 15 de diciembre de 1999 en el Audax Italiano, quien me relató que ella le había dicho que no había otra cosa que llamar a votar por Lagos. Por lo demás, esto coincide con lo planteado por ella en esa ocasión en su discurso cuando dijo: “Tenemos que analizar las cosas al calor del nuevo cuadro político”.

También está lo afirmado por la compañera Gladys en la entrevista publicada por ‘El Mercurio’ el martes 18 de enero de 2000. Al referirse a los comunistas que votamos por Lagos en la segunda vuelta, dijo: “Eso significa que la gente nuestra tiene un gran sentido de responsabilidad en cuanto a que aquí el peligro de la derecha es una cosa muy fuerte”

Otra razón porque hago mis reflexiones escritas en febrero de 2000, es que posteriormente se han tergiversado los hechos por algunos dirigentes, planteando que el Comité Central habría dejado en libertad de acción a los militantes en la segunda vuelta de enero del 2000, lo que es totalmente falso. Por ejemplo, en reunión del Comité Regional Metropolitano del martes 28 de diciembre de 1999, el entonces Secretario de ese Regional planteó tajantemente: los comunistas no votamos ni por Lavín ni por Lagos.

Finalmente, vuelvo a mis reflexiones, porque en ellas se refleja un momento de la historia de nuestro Partido que avanza a cumplir 100 años de gloriosa historia.

Colaboración de: Círculo Virtual de Estudios Históricos - Políticos