domingo, 16 de diciembre de 2012

¿QUÉ HABRÍA OPINADO RECABARREN?









        ¿QUÉ HABRÍA OPINADO RECABARREN?
                                                          


Iván Ljubetic Vargas



Recabarren, fundador del Partido Comunista, fue un decidido impulsor del arte, del teatro, como medios para lograr uno de los principales objetivos de su incansable labor de treinta años: educar a los trabajadores. Fue el más grande educador de masas de la historia de Chile.

Escribió obras de teatro y textos de canciones y, cuando fue necesario, él mismo subió al proscenio para actuar, o desde la tribuna entonó alguna canción.

Pero nunca los actos que organizó fueron sólo música o una obra de teatro. Y aunque los textos de las canciones y de las piezas representadas tenían un claro contenido político, siempre estuvo el discurso, un libreto; la palabra, educando, dejando huellas en las conciencias de los asistentes.

He hecho estos recuerdos pensando en el maravilloso acto realizado por el Partido Comunista en el Estadio Nacional, en esa noche de primavera vestida de  verano, del sábado 8 de diciembre de 2012.

Maravilloso evento que reunió a sesenta mil personas, proeza que sólo los comunistas, como entidad política, han logrado en Chile. Y esta hazaña la ha alcanzado el Partido de Luis Corvalán en dos ocasiones y en dos momentos totalmente distintos de nuestra historia nacional.

Evento maravilloso también, por nuestros artistas que hicieron vibrar y emocionar a  la multitudinaria concurrencia.

Me imagino a Recabarren como un espectador más  en medio de esa gente alegre y fervorosa. Me lo imagino como una de esas 60 mil personas. No como un organizador del acto, porque éste habría sido muy diferente si él lo hubiera concebido y dirigido.

Recabarren hubiera estado orgulloso de ver tanto pueblo convocado por su Partido, el que él fundara  cien años y seis meses atrás. Feliz de ver el cariño hacia la entidad que naciera en Iquique el 4 de junio 1912. Entusiasmado por la calidad de las interpretaciones.

Pero a medida que transcurría el evento  el corazón de Recabarren se apretaba. Se preguntaba, cada vez más angustiado: ¿Y dónde está la palabra del Partido?

¿Por qué en estos espacios vacíos no se habla de nosotros, de los que caminamos por la pampa sembrando la semilla? ¿Por qué aparece como centro una canción que habla de un hecho cuando aún no surgía el Partido y no se canta a  la epopeya de 1912 ?

Me hubiera gustado conocer –pensaba Don Reca-  qué pasó después de mi muerte. ¿Acaso no hay historia de mi Partido? ¿Por qué no se cuentan las hazañas y sufrimientos, los triunfos y las derrotas de mis camaradas, ocurridos en este largo siglo de combates?

¿Por qué –se preguntaba Recabarren- se perdió ese afán nuestro de cada día de educar a la gente, de ganar las conciencias? ¿Acaso piensan mis camaradas que podremos lograr la ansiada sociedad sin crear conciencia revolucionaria?

El discurso del Presidente Teillier en algo suavizó sus inquietudes. Pero  fueron sólo unos minutos en un evento que duró unas cinco horas. Una islita en un océano.

Cuando el miércoles 19 de diciembre de 2012 lleguemos  ante su tumba en romería, en el 88 aniversario de su muerte, le diremos al fundador, que somos muchos los que tuvimos y tenemos sus mismas inquietudes. Que vemos con honda preocupación que nuestro Partido no es un educador de masas, que nos parece increíble haber desaprovechado ese maravilloso acto del sábado 8, al no actuar como recabarrenistas.

Ñuñoa, jueves 13 de diciembre de 2012.