miércoles, 11 de mayo de 2016

LO QUE ALGUNOS OLVIDARON



Queridos compañeros:

Adjunto un trabajo sobre el papel golpista de Patricio Aylwin, aspecto ocultado por quienes le rindieron homenaje con motivo de su fallecimiento.

Un abrazo,


Iván Ljubetic Vargas


LO QUE ALGUNOS OLVIDARON

                                                          Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                                           Centro de Extensión e Investigación
                                                           Luis Emilio Recabarren, CEILER

          



Parece que una especie de amnesia colectiva hubiese caído sobre nuestro país. Ex Presidentes de la República; parlamentarios, dirigentes políticos, historiadores de todos  los pelajes, han hablado con motivo del fallecimiento del ex Presidente de la República Patricio Aylwin Azócar. Han recordado muchas  cosas. Incluso detalles de sus encuentros personales con él. Pero se han olvidado, o pasado por alto, sus actividades conspirativas siendo presidente del PDC durante el Gobierno Popular, su apoyo al golpe fascista y a los primeros años de la dictadura de Pinochet.

EL “PASTEL DE CHOCLO”

Se insistido en su rol en la transición a la “democracia”, pero se ha olvidado su actuación como conspirador y subversivo durante el Gobierno Popular, encabezado por Salvador Allende.

Recordemos.  Patricio Aylwin, siendo Presidente del Senado encabezó, el 6 de marzo de 1972, una reunión conspirativa en la chacra El Arroyo de Chiñigue. Junto con él participaron Enrique Urrutia Manzano, presidente de la Corte Suprema; Jorge Fontaine, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio; Benjamín Matte, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura; Orlando Sáenz, por SOFOFA; Arturo Fontaine, subdirector de El Mercurio; Jaime Guzmán, Andrés Zaldívar, Rafael Montero.

El objetivo era buscar el camino para derrocar a Salvador Allende. Como se dijo en ese encuentro de Chiñigue: “Unir a todas las fuerzas vivas  de la nación frente  a los peligros con el marxismo amenaza nuestra convivencia democrática y la permanencia de nuestras instituciones”.

A la salida de ese cónclave, los periodistas preguntaron a Aylwin que era lo que había pasado en esa chacra. Éste afirmó que “había sido invitado a comerse un pastel de choclo” (Ercilla Nº 1912, 8 al 14 de marzo de 1972, página 11)

En otra entrevista, Aylwin sostuvo: “Fue una reunión privada, sin mayor alcance político, para intercambiar ideas sobre la situación del país, entre personas de distintas actividades e ideologías” (Ercilla Nº 1913, 15 al 21 de marzo de 1972, página 12)

Los hechos posteriores mostraron que en esa reunión clandestina se trazó toda una estrategia de acciones de masas contra el Gobierno Popular. Tras ella se unieron el ala derechista del PDC, el Partido Nacional, la Derecha Radical, la mayoría opositora del Parlamento, el Poder Judicial, gremios patronales, Patria y Libertad, Fiducia.

UNA DECISIVA JUNTA NACIONAL DEL PDC

Hasta mayo de 1973 hubo serios esfuerzos de la Democracia Cristiana por dialogar con el Gobierno de la Unidad Popular.

Según Bernardo Leighton “eso cambió cuando en la reunión interna del partido en mayo de 1973, la primera corriente (la que confiaba en la posibilidad de acuerdo con la Unidad Popular) perdió la directiva del partido y la tomó la segunda (que no confiaba ni deseaba acuerdos con la Unidad  Popular). (“El pensamiento político de Bernardo Leighton”, en revista Chile-América Nº 16-17-18, correspondiente a los meses de marzo-abril-mayo de 1976)

Bernardo Leighton se refería a la Junta Nacional del Partido Demócrata Cristiano iniciada el 12 de mayo de 1973, en donde se debatió durante 20 horas la actitud frente al Gobierno de Allende. Sus conclusiones se resumían en el slogan que surgió allí: “No dejarle pasar una al Gobierno”.

En ese evento  se eligió una directiva dominada por el ala derecha, encabezada por Patricio Aylwin  como Presidente. En sus primeras declaraciones, éste sostuvo: “Los marxistas entienden sólo cuando  a su poder se opone otro poder... Estamos frente a un régimen que va al totalitarismo estatista, cuyos métodos son pronunciadamente estalinistas, encanallando la convivencia y utilizando la calumnia y la vileza contra los que discrepan”. (Ercilla Nº 1974, 16 al 22 de mayo de 1973, página 12)

ABRIENDO EL CAMINO AL GOLPE

Escribió el general Carlos Prats González en sus “Memorias. Testimonio de un Soldado” (Pehuén, 1985): “El viernes 3 de agosto De 1973, es un día histórico: en esa fecha, Aylwin desahució el diálogo con el gobierno, abriendo así las compuertas de la más grave crisis institucional de la Historia de Chile” (página 544).

Patricio Aylwin intentando justificar su actitud declaró el 9 de agosto de 1973  a la revista Que Pasa: “El diálogo está terminado. Fue en dos planos: hablamos dos lenguaje distintos”.

Según comenta esa publicación, “se refería por supuesto, a la publicitada conversación que había tenido con Salvador Allende en la mañana del lunes 30 de julio, y luego en la noche del mismo día y hasta la madrugada del martes 31”.

En esa ocasión, el  entonces senador y presidente del PDC afirmó: “No habiéndose concretado la tregua, sigue vigente el claro mandato de la Junta Nacional... procuraremos coordinar las acciones con todos los sectores políticos, sindicales y gremiales que quieren restablecer en Chile un régimen de normalidad institucional”. (Que Pasa Nº 311, 7 de abril de 1977, página 6).

Según relató la revista Ercilla, hacia mediados de agosto una reunión secreta en casa del Cardenal Raúl Silva Henríquez, a la que asistieron Allende y Patricio Aylwin. Fue un último intento, esta vez propiciado por el Cardenal para lograr un diálogo que permitiera salir de la crisis política. No fructificó. (Ercilla Nº 2175, 6 al 12 de abril de 1977, páginas 27 y 28).

POR UNA DICTADURA MILITAR

Días antes de producirse el golpe de Estado de 1973, el en ese entonces presidente de la DC, Patricio Aylwin, dijo en una entrevista a The Washington Post el 26 de agosto de 1973 que, si le dieran a elegir entre "una dictadura marxista y una dictadura de nuestros militares, yo elegiría la segunda".

Aylwin con fecha 1 de septiembre de 1973 enfatizó: “Reabrir el diálogo es imposible mientras el gobierno no restablezca la normalidad constitucional y legal que ha quebrantado” (La Tercera, domingo 31 de agosto de 2003, página 6)
Diez después los fascistas daban el golpe de estado cívico-militar.

PATRICIO AYLWIN JUSTIFICÓ EL GOLPE FASCISTA

Entrevistado en su calidad de Presidente del PDC, Patricio Aylwin Azócar declaró en septiembre de 1973:
“Tal como lo hemos dicho en varias declaraciones, nuestra opinión es que la crisis económica, el intento de la Unidad Popular por acaparar el poder por cualquier medio, el caos moral y la destrucción institucional a la que habían llevado el gobierno delo señor Allende al país, provocaron un grado de desesperación colectiva a la población de los chilenos, que precipitaron este pronunciamiento de la fuerzas armadas.

Nosotros tenemos el convencimiento de que la llamada vía chilena de construcción del socialismo, que empujó y enarboló como bandera la Unidad Popular y exhibió mucho en el extranjero, estaba rotundamente fracasada. Y eso lo sabían los militantes  de la Unidad Popular y lo sabía Allende. Y por eso ellos se aprestaban, a través de la organización de milicias armadas muy fuertemente equipadas, que constituían  un verdadero ejército paralelo, para dar un autogolpe  y sumir por la violencia la totalidad del poder.

En estas circunstancias, pensamos que la acción de las fuerzas armadas simplemente se anticipó  a ese riesgo para salvar al país de caer en una guerra civil o en una tiranía comunista”.

MINTIENDO SOBRE EL GOBIERNO POPULAR

El 17 de septiembre de 1973 Patricio Aylwin aseveró, mediante una declaración pública a la prensa extranjera, que "el gobierno de Allende había agotado, en el mayor fracaso, la ‘vía chilena hacia el socialismo’, y se aprestaba a consumar un autogolpe para instaurar por la fuerza la dictadura Comunista…Las informaciones que nos transmite el cable revelan que lo sucedido en Chile se está enjuiciando en el exterior con mucho desconocimiento de la realidad".

Agregó que "la mayor prueba es la enorme dotación de armas que tenían las ilegales milicias marxistas que formaban un verdadero ejército paralelo, con un poder de fuego equivalente a 12 regimientos regulares y con la presencia activa de más de diez mil extremistas extranjeros".

SOBRE EL DICTADOR EN SU GOBIERNO

En entrevista al diario “El País” de Madrid de fecha 5 de mayo de 1994, Patricio Aylwin afirmó que  "tal vez la permanencia de Pinochet ha ayudado a la estabilidad del proceso" de transición democrática” Agregando:”Yo lo que he dicho y sigo creyendo es que Pinochet no intentó cogobernar desde que yo asumí la Presidencia. Me dijo: ‘Yo como militar sé mandar y obedecer. Ahora usted es el Presidente y yo le obedezco a usted’.  Tuvimos desacuerdos, naturalmente, pero en definitiva, nunca pretendió intervenir en la orientación de la política de mi gobierno, nunca desobedeció. La imagen del general Pinochet con la que salí de la Presidencia, de su conducta durante mi gobierno, no es la que pude temer cuando asumí el cargo".

EN LA DICTADURA NO TODO FUE NEGRO

En medio del discurso dado a la fundación Gulbelkian en Lisboa, el 16 de marzo de 1995, Aylwin dijo que "la dictadura chilena no fue la de un caudillo carismático, como tantos en el Tercer Mundo, sino el gobierno institucional de las Fuerzas Armadas".  Asimismo, destacó que durante el régimen militar "no todo fue negro", y destacó obras como "las reformas económicas de saneamiento, liberalización y apertura de la economía chilena".

JUSTIFICANDO EL GOLPE FASCISTA

Una de las entrevistas que más reacciones detonó, en el ámbito político, militar y de grupos defensores de los derechos humanos, fue la concedida el 30 de marzo de 1997 al diario mexicano, "Excelsior", donde dijo que "todos tuvimos la culpa, todos tenemos responsabilidades a partir de lo ocurrido en 1973. ¡Es que tuvimos una visión errónea de lo que eran los militares chilenos!".

LA DICTADURA FASCISTA ERA NECESARIA

En su libro  memorias, titulado “El reencuentro de los demócratas”, Patricio Aylwin  reconoció que: "Nosotros admitíamos que, lamentablemente, cierto periodo de la dictadura era necesario, pero pensábamos que debía ser lo más breve posible; dos, tres o cinco años".

NO DE TRATA SÓLO DE COMER PASAS

Dicen que comer pasas es bueno para la memoria. Pero los que han “olvidado” el papel de golpista de Patricio Aylwin no es por alguna rara amnesia. Se trata de individuos que pretenden tergiversar la historia.


A ellos hay que salirles al paso. Eso intentamos hacer.