jueves, 25 de enero de 2018

CAPÍTULO IX: UN PILLO Y EXITOSO CAMALEÓN



REFLEXIONES DE UN MILITANTE  COMUNISTA DE BASE EN TORNO A LA DERROTA DE DICIEMBRE DE 2017 (IX)

                                                     
                                   Iván Ljubetic Vargas, historiador



                                    No hacerse el harakiri,

                                    pero tampoco hacerse el leso.



CAPÍTULO IX: UN PILLO Y EXITOSO CAMALEÓN



En la campaña presidencial 2017, especialmente en la segunda vuelta, el candidato de la derecha mostró y derrochó la habilidad, la pillería, que le ha permitido llegar a ser uno de los más exitosos y poderosos multimillonarios del Mapocho.

Supo agarrar al vuelo todo error o equivocación de Guillier y de su Comando. Exagerando esas fallas y dándole amplia cobertura a través de los medios de comunicación que controlan los grandes patrones.

Utilizó descaradamente el anticomunismo. Se sirvió de la propaganda negra del imperialismo. Por ejemplo, sobre Venezuela. Caracterizó al gobierno de ese país de “comunista”, pese a que es  un régimen socialdemócrata que, en los marcos del capitalismo, ha llevado a cabo grandes cambios a favor del pueblo, el que le ha dado masivo y mayoritario apoyo en más de 20 elecciones, tres de ellas efectuadas en los últimos meses de 2017.

Aseguró que de ganar Guillier el balotaje, el Gobierno estaría en manos de los comunistas y otros extremistas. Naturalmente, no se refirió al excelente papel jugado por los comunistas en el Gobierno de la Nueva Mayoría.

Un episodio de farándula: “El 19 de noviembre del 2017, Piñera caminaba no a Damasco como Pablo, sino hacia La Moneda. De pronto cayó sobre él desde el cielo un rayo de luz, que lo dejó ciego (Ese rayo enceguecedor fue el 36,64% y no el 44% o 45% esperado de votación en  la primera vuelta) Entonces escuchó la voz de Manuel José Ossandón, con quien hacía poco se había trenzado en arduas peleas. Ossandón lo mejoró de su ceguera y le mostró el camino de la salvación, su mítica “derecha social”. Y Piñera vio que era bueno. Entonces se transformó, de acérrimo enemigo de las reformas de Bachelet, entre ellas las de educación, en decidido partidario de la gratuidad en la educación superior. Y lanzó su ofertón de primavera: gratuidad para el 90% de los estudiantes de los Centros de Formación Técnica. Pero, como recordó la diputada comunista Karl Cariola (El Siglo, 29 de diciembre de 2017) “esas instituciones hoy día tiene fines de lucro y se les quiere entregar recursos del  Estado”. Pillín no da puntada sin hilo. Y vinieron más ofertones: puestos de trabajo, en salud. Hasta se apropió del proyecto de la Nueva Mayoría de la AFP estatal.

Pero no fue un giro a la izquierda. Eso nunca. No tuvo problemas con aceptar el apoyo del fascista José Antonio Kast, de reunirse con la “familia militar” a la quien hizo promesas como reabrir Punta Peuco si la Presidenta Bachelet lo cerraba y lograr el envío a casa de los verdugos presos que estuvieran “enfermos” o muy “viejitos”.

Los resultados de la primera vuelta no sólo conmovieron a Piñera, sino a toda la derecha. Los partidos de Chile Vamos cayeron en pánico. Y del pánico saltaron a la acción. Dejaron de lado sus diferencias. Se lanzaron a trabajar con una convicción que tuvieron todos los sectores de la Fuerza de la Mayoría. Según Karol Cariola (El Siglo, 29 de diciembre de 2017), las colectividades que apoyábamos a Guillier “no pudimos ni siquiera retener todos los lugares la votación de la primera vuelta, ni sumar a toda la centro-izquierda  en nuestra votación”.

El día del balotaje la derecha realizó una movilización impresionante en defensa del voto. Hasta dos apoderados por mesa. Mucha gente apoyando en los lugares de votación. Pocas veces, en la historia de Chile, la derecha había sacado tantos votos en una elección presidencial.

La diferencia de nueve puntos con que el candidato de derecha aventajó a Guillier  en la segunda vuelta, no estaba en los cálculos de nadie.  Todos pensaban en un triunfo muy estrecho. Tanto es así, que el comando de Chile Vamos tenía un plan maestro en caso que los resultados  fueran por fallo fotográfico. Este plan contemplaba  un grupo 345 abogados que se reunirían con los encargados comunales de la campaña y trabajarían con las Actas de Escrutinio de todos los locales de votación.

En el aspecto técnico electoral, la derecha dio una lección de eficiencia a la Fuerza de la Mayoría en la segunda vuelta de las elecciones del 17 de  diciembre de 2017.