jueves, 25 de enero de 2018

CAPÍTULO VI: LA CANDIDATURA DE LA FUERZA DE LA MAYORÍA



REFLEXIONES DE UN MILITANTE COMUNISTA DE BASE EN TORNO A LA DERROTA DE DICIEMBRE DE 2017 (VI)


                                              Iván Ljubetic Vargas, historiador



                              No hacerse el harakiri,

                              pero tampoco hacerse el leso.



CAPÍTULO VI: LA CANDIDATURA DE  LA  FUERZA DE LA

                          MAYORÍA



Alejandro Guillier Álvarez postuló en calidad de candidato independiente a la Presidencia de la República, contando con el apoyo de los partidos Radical, Socialista, PPD y Comunista. Mostró un enorme valor al ponerse a la cabeza de una coalición que estaba dividida y con serios problemas. Jugó con gran responsabilidad su rol de candidato de la centro-izquierda. Recorrió el país. Tomó contacto con la gente, recogiendo problemas y anhelos para ir forjando su programa.

Formó un Comando constituido por independientes y militantes de los cuatro partidos que estaban con él, pero aminoró el papel de éstos.

En la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 19 de noviembre de 2017 obtuvo el 22,70% de los votos válidamente emitidos, menos de lo esperado. Sin embargo, logró pasar al balotaje.

Tanto en las campañas de primera y segunda vuelta   tuvieron lugar grandes concentraciones en la capital. En la segunda, viajó a Chile el ex Presidente y actual senador uruguayo José “Pepe” Mujica.

Una de las debilidades de la candidatura de la Fuerza de la Mayoría fue no captar las necesidades más urgentes de la población (por ejemplo, precariedad del trabajo, bajos salarios,  miserables pensiones, la seguridad) y tomarlas con claridad y decisión.

Igualmente negativa fue la participación del candidato en la última confrontación televisiva.  Se le vio inseguro  en temas de importancia como el CAE, las AFP.

Muy bien aprovechadas por el candidato de la derecha y los medios de comunicación fueron las absurdas contradicciones entre las declaraciones de Guillier y miembros de su Comando, así como la torpe posición del Ministro de Hacienda y militante del PPD, Nicolás Eyzaguirre, con respecto al financiamiento del CAE. Todos estos hechos pasaron, sin duda, la cuenta el domingo 17 de diciembre de 2017.

Desde el interior de la Fuerza de la Mayoría surgieron personas que no contribuyeron al éxito de la campaña presidencial. Uno de ellas, fue el ex presidente Ricardo Lagos. Una vez que el PS decidió apoyar la candidatura de Guillier, se vio obligado a renunciar a su postulación. Hizo mutis por el foro. Y como un viejo dios griego comenzó, desde el Olimpo, a lanzar su apoyo a candidatos al Parlamento. En lo referente a las candidaturas presidenciales en la primera vuelta, su posición fue tan equívoca que, tanto Goic como Guillier, aseguraban contar con su respaldo. Se dejaba querer don Ricardo.

Sólo en la campaña para el balotaje hizo una tardía y desabrida declaración respaldando la candidatura de la Fuerza de la Mayoría. En ningún momento se acercó al Comando ni conversó con Guillier. Posteriormente intentó justificar esta actitud sosteniendo que nunca lo habían invitado.

Con quien conversó inmediatamente después del balotaje, fue con Piñera, poniéndose al servicio del programa del vencedor.

Tanto Michelle Bachelet como Alejandro Guillier tuvieron una correcta conducta frente al triunfo del candidato de la derecha.

Guillier informó que: “Llamé (a Piñera) para felicitarlo por su impecable y macizo triunfo”.

Que fue macizo el triunfo de Piñera, lo fue. Pero jamás “Impecable”. Todos fuimos testigos de algunas razones de su triunfo: la compra de conciencias a gran escala, la campaña del terror en base al anticomunismo, las mentiras mil veces repetidas, el apropiarse de las banderas de la izquierda.

Por otra parte, me llamó la atención y preocuparon las instrucciones de la Presidenta Bachelet para que algunos ministros realizaran reuniones de trabajo con Piñera.